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jueves, 24 de abril de 2014

EL CERTIFICADO ENERGÉTICO BIEN HECHO.

Hace unos días, la periodista Juana Viudez publicó un artículo en el diario EL PAÍS que ilustra la situación de los primeros meses de implantación del certificado energético en España. Situación que contrasta con el título de este post: “El certificado energético bien hecho”. Ahora analizaremos el porqué.

Según el Real Decreto 235/2013 que traspone la Directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de mayo de 2010, la certificación energética ha de servir al futuro comprador o inquilino como un elemento más a la hora de adquirirlo, pudiendo comparar las distintas calificaciones de los inmuebles que visite. Para eso, el propietario debe disponer del certificado energético cuando oferta el inmueble en el mercado.
De momento, la demanda de solicitudes de certificaciones es muy baja, ya que únicamente se solicita a la hora de realizar las operaciones de compraventa o alquiler, no en el momento en el que el inmueble se saca al mercado.

Además, el demandante de los certificados energéticos, bien sea un particular, inmobiliaria o administración pública, rara vez puede distinguir, si no dispone de los conocimientos técnicos necesarios, entre un certificado energético bien hecho, aquel que cumple con la normativa, de otro que se la salta sin ningún tipo de miramiento. El control por parte del cliente es muy difícil en este momento, a no ser, como ya hemos dicho, que disponga de las nociones técnicas pertinentes.

En este sentido, la semana pasada, una compañera de la Red de Certificadores Energéticos de Grupo ByR, desde Canarias, nos hacía saber que se estaban dando casos en esta Comunidad Autónoma que evidenciaban que se estaban haciendo estas certificaciones por teléfono, sin medición ni verificación alguna in situ. El supuesto técnico realizaría unas preguntas al propietario telefónicamente y, de sus respuestas, extraería los datos para determinar el tipo de calificación energética del inmueble.

De hecho me comentaba que en algunas ocasiones, en el apartado relativo a “Tipo de energía” se hacía constar Gas Natural que, paradójicamente, no está disponible en Canarias.

Creemos que todavía estamos a tiempo de arreglar esta situación pero para ello es necesario un mayor control por parte de las administraciones públicas. Solo de esta forma se cumplirá con los objetivos europeos de reducción de consumo energético en 2020, siendo éste y la reducción de las emisiones de CO2 al medio ambiente, el objetivo final que persigue la certificación energética.

Este control tiene que realizarse en una doble dirección. Por un lado a los propietarios para que soliciten y lleven a cabo la certificación del inmueble en el momento adecuado y, por otro, a los técnicos, para que lo efectúen con el mayor rigor posible, evitando así cualquier tipo de “picaresca”.


También sería importante que las administraciones pusieran en marcha una campaña para sensibilizar a la ciudadanía en su conjunto de la importancia de cumplir esta normativa, trasmitiendo que el certificado energético no es un simple papel, sino que tiene que ser útil para reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 al medio ambiente. Solo así podremos disminuir nuestra dependencia de los países productores de petróleo y contribuir de forma eficaz al Desarrollo Sostenible.
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