Entradas populares

sábado, 22 de marzo de 2014

LA EFICIENCIA ENERGÉTICA DE VIVIENDAS, A PUNTO DE SER UNA REALIDAD EN ARAGÓN





Algunas de ellas ya lo han hecho; sin embargo, en Aragón la falta de control está perjudicando su implantación efectiva según la opinión de los colegios de arquitectos técnicos e ingenieros industriales, profesionales encargados de realizar esta certificación.

Ver el perfil de GRUPO ByR REHABILITACIÓN ECOEFICIENTE DE EDIFICIOS en LinkedInVer el perfil de GRUPO ByR REHABILITACIÓN ECOEFICIENTE DE EDIFICIOS
Fuentes del Gobierno de Aragón aseguran que desde el verano pasado se está trabajando en la creación de estos mecanismos, ya ha finalizado la realización del decreto, e incluso apuntan que podría ser aprobado en Consejo de Gobierno entre finales de marzo y principios de abril. Sin embargo, la realidad es que han pasado nueve meses desde que el Ministerio de Industria publicó el decreto que marca la obligación y en Aragón la eficiencia energética sigue sin regulación efectiva.
Un hecho que se deja notar en el día a día. Muchos de los inmuebles que están a la venta o alquiler en Aragón en páginas inmobiliarias dejan vacía la casilla correspondiente a esta certificación, ya que los propietarios son conscientes de que, por el momento, no hay ningún organismo que lo controles.
Un registro con doble función
Una realidad que constatan los profesionales encargados de realizar estas certificaciones. “Hasta que este registro no se materialice, muchos propietarios de viviendas seguirán sin realizar los certificados, porque el Gobierno de Aragón no obliga todavía a que cada vivienda vendida o alquilada necesite presentar el certificado de eficiencia energética en el registro de la Diputación General y éste debería haberse hecho ya en 2007", apunta nuestro Director Técnico, Rafael Nieto.
Pero más perjudiciales aún están resultando las malas prácticas que realizan algunas empresas que ofertan la expedición de certificados. Éstas anuncian precios de hasta 50 euros y, para obtenerlos, los dueños apenas tiene que rellenar unos datos genéricos sobre el edificio. Asi mismo el Sr Nieto asevera, “hacer un certificado que refleje la realidad sobre un inmueble requiere al menos de ocho o nueve horas de trabajo ya que es fundamental realizar una inspección ocular y un archivo fotográfico del edificio o recabar información de su construcción en el ayuntamiento. Éstas son labores imprescindibles para hacer un análisis certero”. Y es que, además del registro de certificados de eficiencia energética de vivienda el Gobierno de Aragón, debe articular un equipo de inspectores que vigilen la legalidad de los certificados realizados.

De hecho, a través del Energy Building Institute (www.energyinternationalinstitute.jimdo.com) se han puesto en marcha una serie de cursos para enseñar a los profesionales a manejar los programas informáticos avalados para obtener la calificación del edificio, y lo más importante, conseguir esos datos correctamente durante la inspección del edificio, tanto de la construcción del mismo como de las instalaciones que posee. Según el Sr Nieto ,“con los precios que se están ofreciendo es materialmente imposible que se estén haciendo las certificaciones como se deben hacer”.
Unos fraudes que están perjudicando mucho a un sector en crisis como es el de los aparejadores. Muchos jóvenes que han acabado las carreras hace poco tiempo ven en los certificados de eficiencia energética un balón de oxígeno gracias a la cual pueden trabajar dentro de su campo profesional.
Estas malas prácticas por parte de algunas empresas ya han tenido sus consecuencias para algunas empresas. La Comunidad de Madrid ha comenzado a poner multas, pero "aquí en Aragón no se puede controlar cuáles están mal hechas porque al no haber registro, no hay mecanismos de control, como inspectores que comprueben si están hechos cumpliendo los requisitos necesarios", apunta Nieto.
Las comunidades que todavía no han puesto en marcha el registro, como Aragón, parecen estar tomando ejemplo de Estado. España ha tardado tanto en implantar la directiva comunitaria sobre eficiencia energética de viviendas que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó en enero de 2014. La Comisión interpuso la denuncia porque debería haberse implantado en todos los países de la UE, a más tardar, en 2006.
Sin prisa pero sin pausa
Según el Sr Nieto, ¨ es vergonzoso que se haya tardado casi un año en poner en marcha el registro, por mucho que digan los poderes fácticos que es mejor hacer las cosas despacio, pero una cosa es despacio y otra a velocidad de tortuga¨
Objetivo: primar la vivienda eficiente
Uno de los objetivos a corto plazo que tiene este certificado es que los posibles compradores o arrendadores de una vivienda puedan comprobar el gasto energético que tiene el inmueble antes de tomar una decisión. De este modo, este sería un aspecto importante a tener en cuenta ya que, por ejemplo, entre dos viviendas de similares características pero con certificados energéticos con muy diferente valoración, la balanza podría decantarse por el que mejor calificación tuviera, ya que a la larga supondría un ahorro económico continuo para el arrendador o comprador.
Se cumpliría así con uno de los objetivos fundamentales que persigue esta medida, dar un plus de excelencia a aquellas viviendas que gasten menos y, por tanto, facilitar su venta o arriendo frente a las que gastan más.

En Aragón, el Boletín Oficial de Aragón ya ha publicado la orden que obliga a realizar este certificado a las viviendas que se vayan a vender o alquilar, pero al no poner los mecanismos necesarios para ello, "muchos evitan hacerlo, y eso que se ahorran, por lo que los compradores y arrendadores aún no pueden saber donde se meten", asegura Nieto.
El fin último: la sostenibilidad
No debemos olvidar que el objetivo principal de este certificado es fomentar el ahorro energético. Por ahora en España, último país de la UE en implantar esta normativa europea, este documento apenas sirve para informar sobre la cantidad de energía que debe generar un edificio para mantenerlo caliente.
Faltan, por tanto, medidas de estímulo que premien a aquellos propietarios que realicen obras que mejoren el aislamiento de la vivienda o que utilicen aparatos de bajo consumo. Ya lo están haciendo países como Chipre donde es necesario presentar el certificado energético para solicitar una subvención. En Francia se ha establecido la supresión del Impuesto Sobre Bienes Inmuebles para los edificios que tengan un certificado de alto nivel. También se ha puesto manos a la obra Letonia, que destina 50 millones de euros anuales a mejorar la eficiencia energética de edificios.
En España no se está implantando ninguna medida en este sentido. Lo que más se acerca son las ayudas para la rehabilitación de viviendas que, inevitablemente, llevan aparejada una mejora de lo materiales constructivos. Sin embargo, estas van destinadas a los edificios en peores condiciones y, por lo tanto, no sirven para incentivar la eficiencia de manera genérica como ocurre en otros países europeos.
La crisis es otro factor importante que está dificultando la reducción del gasto energético de las viviendas, ya que hasta el momento el certificado simplemente informa y no obliga a alcanzar un nivel mínimo de eficiencia y por tanto obligue a los dueños del inmueble a realizar obras de mejora hasta alcanzarlo. De aquí a unos años, cuando la situación económica mejore, probablemente, la Unión Europea comenzará a recomendar a los países miembros que pongan en marcha medidas de este tipo. Entonces, la eficiencia energética el objetivo buscado, que vivamos de la manera más sostenible que podamos.